A LUCÍA CALDERÓN GÓMEZ
Ausencias y encuentros
No es ausencia, es vacío,
oquedad, desierto,
porque ahí están los recuerdos, las sensaciones, las emociones,
lo que supuso estar con ella
y en lo que te has convertido.
Es el silencio de la risa, de la voz,
son los atardeceres juntas,
pero también es la calma,
los momentos de poesía,
los abrazos que sacan una sonrisa,
es lo que podría ser y, de alguna manera, continúa.
La realidad es dura, sí,
pero quedan los olores, las sombras,
la presencia, incompatible con la ausencia.
Es el siempre,
lo que no se olvida,
el fluir de cada día.
Es lo que duele por dentro,
las palabras calladas, los desvelos,
es el balcón abierto y el paso de las estaciones,
es lo que sientes en este momento,
pero no la sensación de despedida.
No sirve de nada lamentarse,
es el cuando del ahora,
es el quiero de la familia.
Aquí estaré,
en sus ojos, en sus manos, en sus sonrisas,
en esos nuevos encuentros,
en esos tú y yo,
en los cuentos,
en los éxitos, en los fracasos, en las pesadillas.
Estará en la estrella fugaz,
en las lecturas, en el mar,
en la cama deshecha, en la fruta del tiempo,
en los juegos de los niños, en los desvelos,...
y entonces sabrás
que se ha quedado contigo,
mientras tú vivas.
Alberto Morate
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